Volver a la rutina después de una pausa (vacaciones, verano, cambios de ritmo) puede generar cierta resistencia. Pasamos de días más flexibles y despreocupados a agendas más estructuradas, obligaciones y ritmos acelerados. Por eso, el autocuidado se vuelve más importante que nunca.
Pero no hablamos solo de velas, baños de espuma o “darte un gusto”. Hablamos de gestos cotidianos que te sostienen, que te devuelven a ti y te ayudan a transitar esta etapa con más calma y presencia.
Aquí tienes algunos tips de autocuidado para integrar en esta vuelta:
1. Comienza tus días con suavidad
No empieces corriendo. Regálate 10 minutos sin pantallas para estirarte, respirar o simplemente estar. El modo en que inicias el día marca tu energía.
2. Crea una rutina de descanso
Dormir bien es autocuidado. Intenta acostarte a una hora parecida cada noche y evita sobreestimularte con pantallas justo antes de dormir.
3. Alimenta tus pausas
Incorpora momentos de pausa durante el día: una infusión, una caminata corta, una respiración profunda. No todo tiene que ser productivo.
4. Come de forma consciente
Más allá del qué, cuida el cómo. Come sentada, sin distracciones, saboreando cada bocado. Comer también puede ser un ritual de presencia.
5. Haz espacio para lo que te nutre
Agenda actividades que disfrutes: leer, dibujar, bailar, estar en la naturaleza, escribir… Tu bienestar también se construye con placer y alegría.
La rutina no tiene por qué ser enemiga del bienestar.
Cuando está guiada por el autocuidado, se convierte en una estructura confortable y equilibrada que te sostiene.